Todos tenemos un poco de Quijote
El
ingenioso hidalgo Don Quijote de La Mancha, creado por el gran escritor español
Miguel de Cervantes, enloqueció por leer libros de caballería. Él solía ver
gigantes donde en realidad había molinos de viento y quería luchar contra
ellos.
Todos
creemos que es casi imposible llegar a estar tan loco como estuvo Don Quijote,
pero en el fondo, la mayoría de nosotros tenemos momentos en nuestras vidas en
los que nuestra imaginación desarrolla una locura, incluso peor que la del
Quijote.
Yo
creo que un ejemplo claro es cuando tememos algo y aunque nosotros no lo creamos
cuando el miedo se aferra a nosotros parecemos auténticos locos. Si tú tienes
miedo a algo, lo que sea, cualquier cosa, imaginarás cosas irreales que tu
mente produce y te hará tener incluso más miedo y además es justo en ese
momento en el que si la gente te ve o te escucha podrían decir: “Este está
totalmente chiflado”. Por ejemplo cuando estamos aterrorizados por culpa de la
oscuridad (que a casi todos nos ha ocurrido cuando éramos más pequeños) nuestro
cerebro es capaz de confundir una simple sombra con una persona que tú piensas
que hay en tu habitación, que es exactamente los mismo que le ocurría a Don
Quijote con los molinos. Y si te paras a pensar, ¿qué te ha causado ese temor?
Pues probablemente una película que has visto, cualquier libro leído o también
una historia contada, pues hay personas que se dejan influir fácilmente, en el
caso del Quijote fueron libros sobre caballeros andantes. Y es en ese momento
cuando cuentas a cualquiera, sobre todo a tus padres, tu terrorífica historia y
te miran como si estuvieras majareta. Y hay miles de cosas más que nos producen
miedo y pánico. Antes, cuando eras niño eran cosas tontas, te hablaban sobre
el “hombre del saco” o “el coco” y esa
noche no dormías, te daba miedo todo, los monstruos, los animales, la
oscuridad, pero ahora las cosas han cambiado, los miedos son diferentes, a lo
mejor son igual de tontos o peores, pero producen más locura. Las situaciones
de la vida son distintas y más difíciles, por lo que cada vez las cosas que te
aterran aumentan, aumentando también tu locura.
Entonces,
si nos comparamos con la novela de Don Quijote, pienso que nuestra imaginación
es la que en un principio está loca y ve cosas donde no las hay, por lo que
sería el protagonista de la historia, el personaje principal, Don Quijote y
nosotros somos los que siempre la acompañamos, su ayudante, su fiel escudero
Sancho Panza, porque al final somos nosotros los que acabamos siendo los
chalados
También
creo que nos volvemos completamente locos cuando estamos enamorados. Cuando
amas a una persona se suele decir “Estoy loco por…” y aunque sea una forma de
hablar, en parte lleva razón. Si amas a una persona, como Don Quijote quería a
Dulcinea del Toboso, te va a dar igual quién sea, como sea y de donde sea. Don
Quijote veía a Dulcinea como una bella dama que todo el mundo debía admirar,
pero al fin y al cabo tan solo era así en su imaginación fruto de su locura. El
no se daba por vencido, y luchaba por convertirse en un gran caballero para
poder conquistarla. Y a veces esto ocurre en el amor actual. Alguien se enamora
y ve a esa persona como la mejor creación del universo, la persona perfecta, no
comete errores, todos sus actos tienen un por qué y un para qué… Pero eso no es
más que una idealización producida por el amor, cariño y sobre todo, locura
hacía él o ella. Y ya si el amor no es correspondido tu delirio aumenta.
Intentas cambiar, ya sea tu forma de ser, tu aspecto físico… Haces cosas sin
sentido por llamar una mínima atención, al igual que Don Quijote, porque querer
luchar contra molinos no es de ser muy coherente. Y estoy segura de que Don
Quijote solo quería ser un gran y reconocido caballero solo para que Dulcinea
le prestara un poco de atención, todo lo demás le daba igual. Y es que puedes
llegar a querer tanto a una persona que tan solo una sonrisa suya, aunque no
vaya dedicada hacia ti, te puede alegrar el día, y es ahí cuando piensas que
todo el trabajo, todo lo que has luchado ha merecido la pena pero, no te queda
más remedio que reconocer: “Estoy loco, pero loco por ella, estoy loco de amor”
Y es que dicen que el amor ciega, y pienso que es verdad, te da igual haber
pasado un mes intentando mejorar cada una de las partes que te forman, que
cualquier gesto suyo, sea cual sea, una mirada, una palabra… puede hacer grandes
cosas en tu interior. Y creo que eso es lo que le pasaba a Don Quijote, pues él
ya no sabía qué hacer para enamorar a Dulcinea, él lo intentaba, intentaba
impresionarla pero no veía resultados, no había gestos de Dulcinea que le
merecieran la pena, simplemente por el mero hecho de que Dulcinea era una
idealización.
¿Y
qué pasa si el amor es correspondido? Pues hay distintas soluciones, en esta vida no todo es blanco o negro. La
relación puede ir bien, aunque las cosas
son muy complicadas pero, entre otras cabe la posibilidad de que los celos te
invadan y te entre el pánico, como a Don Quiote le entraba el miedo al ver
gigantes que en realidad eran molinos. Y
es que los celos son muy malos. Entonces intentas controlar todo, donde va, con
quien, que hace… Pero lo único que consigues es aumentar tu terror e
inseguridad y provocar que a esa persona le sea cada vez más difícil estar
contigo, por lo que condenas a tu propia relación al fracaso y además a ti
mismo a una locura de la que te va a ser muy complicado salir.
Otro
ejemplo que nos puede llevar a estar chalados es la venganza. Cuando alguien
te hace algo sientes ganas de
devolvérsela, de vengarte y como dice el refrán ojo por ojo y diente por
diente. Entonces empiezas a planear esa venganza, piensas en ella día y noche,
planificas cuando, donde, como va a ser, no dejas escapar ni el más mínimo
detalle de tu plan, pues como dicen “la venganza es un plato que se sirve frío”
y eso es lo que intentas, que no se dé cuenta de lo que estas tramando, que no
se lo espere, pero tú no te fijas en que te estás obsesionando con ese tema,
igual que Don Quijote estaba obsesionado con la caballería, no paras de pensar
en ello, crees que todo saldrá bien pero ¿y si la venganza no sale como tú
esperabas? ¿Vas a seguir intentándolo hasta que tu supuestamente ingenioso plan
funcione? Probablemente tendrás que cambiarlo o esa persona se dará cuenta de
lo que estas tramando ¿y entonces qué? ¿Todo tu trabajo no habrá servido para
nada? Pues casi, porque lo único que habrás conseguido es convertirte en un
chiflado que solo sabe pensar en una única cosa: la venganza. Así que hay que
saber perdonar, no ser rencoroso y olvidar las cosas, como Don Quijote supo
olvidar e ignorar su locura y su obsesión por los gigantes, pues ¿qué pasa si
continúas con tu plan y tu mayor inquietud? Posiblemente, acabarás afectando a
los demás y volviéndoles locos a ellos también, lo mismo que le pasó al Quijote, que terminó volviendo loco a su fiel
compañero Sancho Panza.
Al
fin y al cabo sí que nos parecemos a Don Quijote. Todos tenemos a un poco de
locura en nuestro interior, lo único que para algunos es más fácil sacarla.
También es verdad que la locura hay que saber aprovecharla y disfrutarla.
Aunque sea más complicado, si eres sabio puedes utilizar la locura para comerte
el mundo y para conseguir tus sueños cueste lo que cueste. La gente siempre
suele ir a lo sencillo y fácil y usa su pequeña locura de forma equivocada,
para hacer el mal y no el bien, para hacer daño en vez de complacer. A veces estar
loco puede ser divertido. ¿Quién ha podido disfrutar más: uno lleno de locura o
uno lleno de cordura? La respuesta no se sabe. Cada uno vive su vida a su
manera y se divierte como puede. Hay gente que le gusta ser diferente y vive en
su mundo de locura rodeado de sensatez y formalidad pero si es feliz le animo a
seguir así. En cambio hay gente prudente que no le gusta salirse del camino y
también viven contentos. Se suele decir que todos los genios tienen un toque de
locura. Don Quijote era feliz así a su manera y en su mundo de locos.
La
gente dice que la locura es un placer que solo los locos conocen pero ¿acaso no
tenemos todos a un pequeño loco dentro?
No hay comentarios:
Publicar un comentario